viernes, 25 de enero de 2008

Jardín en el bosque

Escrito por Ivy Nevares conceptos de Keith Raniere
Si en este momento tu conducta afectaraa toda la humanidad para siempre, ¿cómo te comportarías?Cada momento es un momento asi
Dos soñadores, un hombre y una mujer, se encontraron e n el bosque sinfín de un sueño siamés. Extraños en el mundo consciente, los soñadores abandonaron toda preocupación por entender cómo era posible que se hubieran encontrado en el mundo onírico. Juntos exploraron el terreno impredecible, maravillándose ante los misterios indómitos de lo silvestre. Con el tiempo, el hombre y la mujer empezaron a recordar las delicias del mundo consciente; recuerdos tan vívidos que cada uno empezó a gestar múltiples emociones, pero más particularmente, una profunda añoranza por lo familiar. Un día, el hombre y la mujer decidieron crear un lugar propio, un jardín, en el que los tesoros del pasado pudieran una vez más existir. Encontraron una pequeña área donde pudieron fácilmente hacer un claro y empezaron a cuidadosamente preparar la tierra. Exhaustos y sobre-cogidos por la ilusión, se quedaron dormidos al pie de un viejo roble. El hombre y la mujer despertaron solos en sueños singulares, en continuidades diferentes, con sólo el recuerdo de su sueño juntos, al parecer interminable. El hombre se encontró a sí mismo nuevamente en el bosque, ante lo que había sido la tierra que él y su compañera habían preparado. De lo que vio, entendió que él y su compañera habían abandonado hace mucho tiempo el jardín. El bosque había reclamado la pequeña parcela, esparciendo su propio verdor sobre lo que alguna vez fue tocado por manos humanas. Pero el hombre observó que dentro del crecimiento dirigido por la naturaleza había una influencia, la huella combinada de la presencia de los soñadores, que no se encontraba en ningún otro lugar del inmenso bosque. En su sueño, la mujer despertó al pie del roble que había sido su guardián mientras dormía. Sus manos y ropas estaban amorosamente gastadas por años de atender el jardín que ella y su compañero habían empezado. Bajo la mirada atenta de la cuidadosa jardinera había florecido vida: única, sorprendente y muy cercana a lo familiar del mundo consciente. Pero los misterios del bosque también habían llegado hasta este jardín, delicadamente dando forma a sus frutos de manera distinta a lo que la mujer conocía o podía haber previsto.
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Diseño maestro Hace dos años y medio, mi familia materna dio la bienvenida al primero de sus bisnietos. Fui a visitar a mi prima y a su esposo unas pocas semanas después del nacimiento, deseosa de conocer al nuevo bebé. A mi llegada al hogar de mis parientes, corrí a la habitación de arriba en la que se encontraban madre e hijo. Al momento de ver al bebé recordé algo que aprendí hace no mucho tiempo…Durante mi primer entrenamiento con Executive Success Programs pocos años antes, aprendí algo acerca del desarrollo infantil que le dio a la frase “los niños son como esponjas” un significado enteramente nuevo: durante los primeros pocos años de vida, el cerebro humano pasa por una sorprendente etapa de desarrollo sináptico (una “sinapsis” es una conexión en el cerebro). Entre la infancia y los primeros años escolares, el cerebro produce excesivas conexiones sinápticas, muchas más de las que se preservarán en el adulto promedio. Algunos científicos creen que este período de desarrollo, al que se le llama comúnmente “período exuberante”, es crítico. Durante este período, la experiencia sensorial, motora, emocional e intelectual del niño determina cuáles de estas sinapsis se usarán y por lo tanto serán preservadas. De cierta forma, estas conexiones se convierten en el diseño maestro de la vida adulta. En la cúspide del período exuberante, la corteza cerebral crea, sorprenden-temente, ¡dos millones de nuevas sinapsis por segundo! Con estas nuevas conexiones vienen muchos de los principales logros mentales del bebé, como la visión a color, la capacidad de asir objetos con el pulgar y las primeras palabras. Investigaciones científicas indican que para los dos años de edad, la corteza cerebral de un infante contiene más de diez mil billones (1016) de sinapsis. El número de sinapsis se mantiene en este nivel pico de sobreabundancia en todas las áreas de la corteza cerebral hasta aproximadamente los ocho años. A partir de ahí, el número de sinapsis gradualmente declina hasta el final de la adolescencia, cuando alcanza niveles adultos de entre uno y cinco mil billones (1015 a 5×1015) de sinapsis. ...“Dos nuevos millones de sinapsis creadas por segundo,” esto es lo que estaba corriendo por mi mente cuando me acerqué a la puerta. Me paralicé por un momento: ¿qué si toco “mal” al bebé? ¿Qué si mi tono de voz o el olor de mi perfume se le “graban” mal? Traigo ropa negra y caqui (¡y también mi prima!) ¿son esos colores buenos para los bebés? ¡¿Qué le voy a hacer a este pobre niño?!Afortunadamente, mis propias sina-psis no me fallaron por completo; eventualmente salí de mi reacción exacerbada y empecé a sentirme cómoda con el pequeño Santiago. Debo decir, sin embargo, que siempre tengo esto presente cuando estoy con un bebé o un niño: he aquí esta pequeña e impresionable personita, esta pequeña tabula rasa; ¿qué le voy a imprimir?
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Jardín de niñosSi fuera Ud. a empezar a cultivar su propio jardín, ¿cómo lo haría? ¿Participaría en él lo menos posible, permitiendo que la naturaleza haga lo suyo? ¿Tendería a controlar todo lo que pudiera dentro del jardín? ¿O encontraría un equilibrio entre ambos enfoques?El debate de “cuidado vs. naturaleza” es un asunto central en la crianza de los niños, e individuos a ambos lados del debate con frecuencia tienen enérgicos, aunque parciales, puntos de vista respecto al tema. Un partidario de “naturaleza” puede creer en una cierta predisposición inmutable (quizás genética, espiritual o de otro tipo) que ultimadamente determina nuestra configuración física, emocional y cognitiva. Mientras que un partidario de “cuidado” puede tender a apoyar la idea de que nuestro ambiente desempeña el papel más importante en la determinación de estos factores. ¿Ud. qué piensa? En el caso del jardín, claramente tanto naturaleza como cuidado afectan el resultado. Si un jardín recibe mínima atención, se desarrollará de cierta forma: puede mezclarse con el ambiente circundante y florecer como una resistente mixtura de intervención humana y silvestre; o, dependiendo del ambiente, puede ser vencido por y ultimadamente sucumbir ante factores dominantes como malas hierbas, plagas o infestaciones. Si se cuida más del jardín, puede tener una mejor oportunidad de desarrollarse con más independencia de su ambiente (puede haber menos influencia de factores dominantes); sin embargo, como el jardín aún existe dentro de la incertidumbre de la naturaleza, atenderlo cuidadosamente no brinda certeza de que se desarrollará exactamente como el jardinero imagina. Así es también con los niños. Nuestras ciencias actuales indican que el cerebro de un recién nacido es increíblemente complejo y flexible. Cada estímulo recibido durante los meses críticos ayudará o perjudicará al desarrollo óptimo del niño. El desarrollo cerebral parece ser “dependiente de la actividad”, lo que significa que la actividad en cualquier circuito (sensorial, motor, emocional y cognitivo) da forma el crecimiento del circuito. Cada sentido y experiencia (ya sea ver el primer arco iris, gatear por el piso, experimentar un idioma u oler una rosa) excita ciertos circuitos neuronales y deja durmientes a otros. Aquellos que se usen consistentemente se fortalecerán, mientras que aquellos que rara vez sean excitados pueden perderse por desuso. Dos frases capturan esta perspectiva: “Células que se disparan juntas, se conectan” y, más comúnmente, “úsalo o piérdelo”. Nuevas investigaciones y datos indican que hay factores, tanto biológicos como ambientales, que pueden grandemente mejorar el desarrollo neurológico, neuromuscular, cognitivo y de percepción de un niño. ¿Por ejemplo, ha notado cómo los niños típicamente aprenden idiomas con más naturalidad y facilidad que los adultos? Las habilidades del lenguaje dependen críticamente de la exposición del niño a contenido verbal durante los primeros meses de vida. Sin contenido adecuado o suficiente, el desarrollo de ciertas habilidades, particularmente de gramática y pronunciación, puede verse afectado adversamente. Las primeras oportunidades para aprender idiomas pueden empezar a cerrarse desde etapas tan tempranas como los tres meses de edad, y aún más para los tres o cuatro años, cerrándose completamente llegada la pubertad. Esto no niega que sea posible aprender un nuevo idioma después de este período oportuno; sin embargo, la mayoría de los individuos que aprenden un nuevo idioma después de la pubertad lo hablan con acento extranjero. También hay estudios indicando que si los niños no reciben ciertos estímulos durante fases críticas, como el contacto humano, ciertas partes del cerebro se obscurecen, desprovistas de actividad, y jamás se vuelven a encender. Existe la hipótesis, derivada de datos obtenidos en prisiones, de que la exposición insuficiente a estímulos vitales durante la infancia puede resultar en el desarrollo de desórdenes psicopáticos. Keith Raniere está actualmente desarrollando un programa diseñado para nutrir y promover el potencial lingüístico, emocional, físico y de resolución de problemas de los niños durante el período crítico de desarrollo. El programa está diseñado para capturar tanto potencial como sea posible durante las fases de desarrollo en las vidas de los niños, brindando los bloques fundamentales cualitativos y cuantitativos en los cuales el aprendizaje avanzado se sustentará. Los niños participantes tendrán un inspirado amor por el aprendizaje, la habilidad de cómo pensar (no qué pensar) y un profundo sentido de lo que significa ser humanos, trascendente de barreras culturales.
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Infantil
Los niños jamás han sido muy buenos para escuchar a sus mayores, pero jamás han fallado en imitarlos
– James BaldwinUn amigo mío, no hace mucho, me describió una interacción que había tenido con una persona que se estaba comportando de manera errática y argumentativa. Lo que entendí de su recuento fue que escuchó a la persona, casi con asombro, y luego pregunto, “Compadre, ¿pues en qué año vas?” Todavía me río cuando pienso en ello.La anécdota presenta la cuestión de cómo relacionamos las diferentes fases del desarrollo humano con lo que hemos llegado a entender como “madurez” o “sabiduría”: ¿qué es un niño? ¿Qué es un adulto? ¿Hay niños que son adultos, o adultos que son niños? ¿Y qué hay detrás del popular término “adulto responsable”?Hay algunas bases para definir estos términos generalmente aceptadas alrededor del mundo, aunque cada cultura y país puede ultimadamente tener un entendimiento diferente. Por ejemplo, un “niño” en general se entiende que es una persona entre el nacimiento y la pubertad. Los niños son dependientes de los demás para sobrevivir y para obtener cuidado. Esto puede ir desde un recién nacido que es enteramente incapaz de sobrevivir por su cuenta, hasta un niño más grande que quizás perecería en una sociedad tecnológicamente avanzada si no le asistiera una persona mayor o tutor. El “adolescente” es una persona que está en la etapa de maduración física que típicamente inicia en la pubertad y termina en la plena maduración (adultez). A diferencia de un niño, los adolescentes en general pueden ver por sí mismos y sobrevivir por su cuenta, aunque hacen esto primitivamente. El término “adulto” por lo general se le asigna a personas que han logrado la madurez física, en particular con respecto al desarrollo físico del cerebro, y pueden sobrevivir tecnológicamente. Sin embargo, tendemos a confundir la madurez física con la madurez psicológica o lo que algunas personas identifican como “sabiduría”. La línea entre la madurez física y la psicológica es fácil de discernir en un caso como el de un individuo de 42 años que es autista. Una persona así, aunque físicamente adulta, no manifiesta en su conducta la consistencia que uno clasificaría como madurez psicológica, y esto es fácil de identificar. Sin embargo, ¿podemos asumir que si una persona no está sufriendo de alguna limitación o desorden psicológicos, automáticamente es un “adulto” en el verdadero sentido de la palabra? ¿Alguna vez ha visto un niño pequeño que, cuando no obtiene lo que quiere, hace un berrinche ante el que su padre o tutor ultimadamente sucumbe? ¿Es la respuesta intelectual, conductual y emocional del niño tan diferente a la de un adulto que, durante la temporada de compras navideñas, le grita al empleado de la tienda por tardarse en atenderlo? ¿Qué conducta podría decirse que es más “infantil”? Y quizás más importantemente: ¿es el niño quien conjura la conducta inmadura en primer lugar, o simplemente la aprende imitando a…?Keith Raniere ha acuñado el término “adulto civilizado” para describir a una persona que no sólo es física, sino psicológicamente madura. Esta persona posee un tipo de sabiduría, que deriva de aplicar su experiencia de vida, tanta como sea esta, inteligentemente. A diferencia del adulto convencional, el adulto civilizado es capaz de sobrevivir éticamente. (Un sumario de las fases mencionadas previamente, planteadas por Keith Raniere, puede encontrarse en la tabla “Fases del Desarrollo Humano”. Cada una de las fases presupone a la anterior).
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A través de los tiemposCuando yo era (permítame clarificar) físicamente niña, recuerdo oír de mis padres y otros adultos preguntárse cómo nosotros, los niños, estábamos creciendo demasiado rápido y haciendo cosas mucho antes de “cuando nos tocaba”. En ese tiempo, por supuesto, mi mejor respuesta era poner caras y comunicar mi desacuerdo de otras formas creativas. Pocos años después, me encontré diciendo exactamente las mismas cosas acerca de mis hermanas menores y otros jóvenes que veía crecer a mi alrededor. Hoy, todavía pienso que los niños y adolescentes en general están adoptando más conductas adultas sin la madurez psicológica y la experiencia necesarias como respaldo. ¿Cómo es esto posible? Piense en la historia por un momento. ¿Cree Ud. que en tiempos más primitivos los niños, adolescentes o adultos podían darse el lujo de comportarse de alguna forma que se desviara de la realidad externa? Por ejemplo, si a Gronk el cavernícola se le acababa la comida para alimentar a su clan, ¿se escondía en algún rincón de su caverna y caía en una depresión? Créame, si Gronk hacía eso, él probablemente sería la cena. Y lo mismo se puede decir de una sociedad agrícola: si la gente no “tenía ganas” de sembrar para la siguiente cosecha, ¿podían hacerlo sin consecuencia?Nuestros avances tecnológicos nos han permitido ahorrar tiempo, esfuerzo y recursos: ya no tenemos que cultivar nuestros propios alimentos, nos pode-mos comunicar instantáneamente de un lado al otro del planeta y hemos podido extender nuestra expectativa de vida al permitir a nuestros cuerpos adaptarse más eficientemente a nuestro ambiente. La tecnología nos ha permitido dedicar nuestro tiempo, esfuerzo y recursos excedentes diferentemente; la pregunta es “cómo los estamos usando?”. Examine a una persona en tiempos primitivos: tenía que enfocarse en asegurar el alimento y hacer lo que fuera necesario para permanecer con vida. Si se negaba a hacer esto, la muerte sería la única consecuencia. Hoy, una persona ni siquiera necesita trabajar para proveer para sí y mantenerse con vida; tenemos “maravillosos” inventos sociales que permiten a una persona sobrevivir usando los recursos producidos por los demás: programas de bienestar social, ayuda médica, servicios sociales, organizaciones de caridad, centros de distribución de alimentos, etc. Estos inventos no son necesariamente malos o contraproducentes: lo más probable es que hayan sido diseñados como medidas provisionales para los necesitados. Sin embargo, numerosas personas abusan sistemáticamente de estos inventos a expensas de quienes producen el valor requerido para sostenerlos. Esto lo atestiguan reportes de mujeres que se mantienen desempleadas y, para poder recibir más apoyo financiero de los servicios sociales, incrementan el número de hijos que tienen; el dinero que reciben, por supuesto, proviene de aquellos que sí eligen trabajar. O ¿ha oído acerca de personas que han “colocado” artículos poco esenciales o innecesarios de salud para que los cubra el seguro médico? En realidad, estos artículos no “los cubren” las aseguradoras, sino cada uno de los asegurados que pagan por su seguro. Cuando una persona logra que le cubran un artículo así, el costo del seguro aumenta para todos. ¿Cree Ud. que la persona que coloca la cobertura adicional lo haría si le dijeran, “Por supuesto, te pueden cubrir este artículo; ¡sólo pídele a tu vecino que trabaje más para que así sea!” Esta clase de abusos son ultimadamente el efecto de una falta de pensamiento y visión ecológicos o de sistemas: el no ver cómo nos relacionamos con y afectamos a todos los demás, al igual que a nuestro ambiente. La tecnología continúa jugando un papel decisivo en el desarrollo humano. Considere a los humanos primitivos: inicialmente eran enteramente dependientes de su ambiente para sobrevivir, pero conforme inventaron herramientas para manipular la naturaleza, se volvieron más independientes. El tiempo y esfuerzo invertidos en asegurar sus necesidades básicas de supervivencia podían ahora usarse en otra cosa. Como es evidente por nuestro avance tecnológico, mucho de este recién descubierto tiempo y esfuerzo ha sido aplicado a crear nuevas herramientas e inventos. Aunque un invento puede ser creado por una persona, la mayoría de la humanidad puede beneficiarse directamente de él. Esto trae consigo una nueva responsabilidad que no enfrentábamos antes: cada pieza de tecnología que utilizo o poseo ahora me permite usar mi tiempo y energía diferentemente; la cuestión es, “cómo los uso?” ¿Los uso para enfrentar nueva adversidad y desarrollarme para ser una persona más independiente, tratando de alcanzar ultimadamente la interdependencia? ¿Los uso para construir un mundo basado en mi visión ideológica, un mundo más noble y civilizado? ¿Los despilfarro creando falsa adversidad (problemas que no existen), revirtiéndome a un estado más dependiente? ¿O los uso para acumular poder y control al someter a otras personas a la dependencia? Desafortunadamente, la mayoría de nosotros utilizamos los recursos adicionales para evitar las consecuencias en la realidad que de otra forma enfrentaríamos si la tecnología no existiera. Por lo tanto, en vez de usar la tecnología para pasar de la dependencia a la interdependencia, la hemos usado para retroceder a un estado más dependiente. Lo que es más, el precio que pagamos por el uso inapropiado de nuestro avance tecnológico está creando sociedades que permiten a los adultos continuar conduciéndose como niños. Irónicamente, aún logramos actuar con sorpresa cuando observamos el constante aumento de la criminalidad, la inestabilidad social, las adicciones, la violencia juvenil, la enfermedad, la pobreza, y, por supuesto, el abuso infantil. Aún logramos racionalizar que castigar o abusar de nuestros niños “arreglará” estos problemas para futuras generaciones. ¿Qué tan infantil es eso?
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MadurandoUna parábola habla de un santo que quería conocer el cielo y el infierno. En respuesta a su petición, Dios le permitió al santo entrar a un salón en el que estaba llevándose a cabo un banquete. En medio del salón había una mesa repleta de delicias; alrededor de la mesa se reunían comensales que chillaban de hambre. Dios le había dado a los comensales cucharas que eran demasiado largas para acercarse la comida a sus propias bocas, así que los comensales morían de hambre. Esto, pensó el santo, era el infierno. Dios después trajo al santo a un segundo salón, al parecer idéntico al primero: una mesa desbordante de comida estaba al centro y había comensales reunidos alrededor de la mesa con idénticas cucharas largas. Sin embargo, en este salón, los comensales usaban las largas cucharas para alimentarse unos a otros. Esto, entendió el santo, era el cielo. Keith Raniere con frecuencia modifica esta parábola para ilustrar las diferencias entre dependencia, independencia e interdependencia. El salón que representa el infierno, indica, es un estado de independencia en el que cada persona actúa en aislamiento, robándose a sí misma las propiedades emergentes que sólo pueden venir de trabajar juntos. En vista de esto, el salón identificado como el cielo puede en vez representar la interdependencia. Para entender la dependencia, sin embargo, mi mentor agrega un tercer salón: idéntico al salón representando la interdependencia, excepto que en este salón los comensales no están actuando libremente; se les está forzando a alimentarse unos a otros a punta de pistola (hablando metafóricamente). “La diferencia entre dependencia e interdependencia”, concluye Keith Raniere, “es la imposición”. Como padres, tutores, o miembros del equipo humano, hay un cierto número de cosas que podemos hacer para redirigir nuestro curso y ayudar a los niños (niños de todas las edades) a crecer. El primer y quizás más importante paso es reconocer los efectos inmediatos y a largo plazo de la imposición y, al hacerlo, erradicar su uso y proliferación. Considere a un niño típico que prefiere jugar con sus juguetes que hacer su tarea o las labores del hogar. Dado que usualmente uno no puede razonar con el niño como lo haría con un adulto, los padres usualmente recurren a la coerción a través de la intimidación, humillación, castigo e incluso el abuso físico para que el niño actúe de cierta manera. En este ejemplo, el niño puede producir los resultados que sus padres exigen, pero lo estará haciendo por miedo al castigo; no por gozo, respeto y amor al aprendizaje. Aun si sus padres están actuando con su bienestar en mente, el niño los verá como oponentes, no aliados. Lo que es más desafortunado, los padres pueden haber condenado al niño a un estado de dependencia, en el que el niño creerá que la única manera en la que puede motivarse a hacer algo es a través de la imposición. ¿Pueden los padres y tutores interactuar con los niños diferentemente para que los niños lleguen a ser miembros interdependientes de la sociedad a la vez que logran resultados basados en valor? ¡Ciertamente! En las siguientes tres secciones, Keith Raniere identifica varias estrategias de desarrollo diseñadas para ayudar a una persona a hacer la transición de la niñez al estado de adulto civilizado.
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Enfatice lo positivoCriar niños es similar a cultivar un jardín: el crecimiento de una planta o flor será directamente proporcional al cuidado que reciba; si uno “castiga” al jardín, los efectos serán evidentes en su perdición. Aunque es posible obtener resultados a través del entrenamiento de castigo (y, por consiguiente, de premio), jamás podremos hacerlo sin una pérdida. Por ejemplo, un padre que castiga a su niño por mala conducta (aun si la conducta es realmente “mala”) ayuda a inculcar miedo en el niño, en vez de aprendizaje; el niño puede continuar evitando la mala conducta, no obstante sin saber por qué es mala. Los niños así se vuelven buenos para seguir las reglas, jamás aprenden a cuestionar y viven enteramente al efecto de quienes imponen las reglas. Un padre que entrena a su hijo a tener “buena” conducta a través de premios que no se ha ganado también indirectamente construye el mismo tipo de humano: el niño no actúa debido a su entendimiento y un sentido de la ética; se conduce así para obtener el premio, y más probablemente, por miedo a no obtenerlo. A diferencia de las reglas, la ética jamás puede ser forzada o inculcada; sólo puede ser inspirada en los demás. Motivar a alguien mediante castigos y premios es similar a motivar a una mula a moverse ofreciéndole una zanahoria y golpeándola con una vara. Lo que es importante recordar con el entrenamiento de “zanahoria y vara” es que el único motivado es quien dirige a la mula; la mula simplemente se está moviendo. Igualmente con los niños: si los padres tienen éxito en “motivar” a sus niños a obtener ciertos resultados, son los padres los que están motivados; los niños sólo se mueven. Así que ¿cuál es una alternativa al usual premio / castigo y los métodos de motivación de zanahoria y vara? Considere, ¿alguna vez ha interactuado con alguien que constantemente le indicaba sus fallas, debilidades y características negativas? ¿Cómo se sintió? ¿Sintió que la interacción le “inspiró” a ser diferente? Al trabajar con niños, quitar énfasis a las características negativas al mismo tiempo que se inspiran cualidades positivas puede resultar ser más efectivo. Y cuando es necesario enfatizar una característica negativa para crear conciencia, hacerlo de manera compasiva (y nunca con saña) probablemente le permitirá al niño ser más receptivo. Esto le comunica al niño que Ud. está de su lado, y que está actuando como un administrador del triste efecto de su causa.
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Equilibre la exposición a la realidad de causa y efectoNuestra tecnología nos permite controlar los ambientes de nuestros niños para que no tengan que estar aislados de causa y efecto. Más sencillamente, se puede adaptar una habitación para niños (por ejemplo. controlar el ambiente físico) para evitar que un niño se lastime, sin evitarle experimentar causa y efecto de manera que él o ella sea su propia autoridad. O podría elegir no adaptar la habitación y en cambio ser la autoridad de un sistema de castigos y premios para alejar al niño de cualquier riesgo (p. ej. ¡amenace con golpear al niño hasta la inconciencia si osa jugar con el enchufe de la luz y electrocutarse!). Keith Raniere añade, “Al controlar los alrededores y exponer progresivamente al niño a una realidad de plena causa y efecto, evitamos los riesgos del aislamiento de la realidad que provoca la conducta de los padres de familia.” Nuestro entrenamiento de premio y castigo incluso ha teñido la forma en que entendemos las causas y efectos inherentes en la realidad. Por ejemplo, si salgo durante una tormenta y me resbalo y caigo en el pavimento, ni la naturaleza ni el pavimento me “castigaron” per se. Yo emití una causa (caminar afuera) y debido a mi negligencia (también una causa creada por mí) experimento el efecto de resbalarme y caer. Si Ud. mira a su alrededor, entender las cosas en términos de causa y efecto parece funcionarle bastante bien al resto del universo físico. ¿por qué no probarlo con nuestros niños? Por ejemplo, suponga que su hija rompe una vasija en su casa, una vasija que Ud. pagó con su tiempo y esfuerzo. Ud. podría ignorarlo y aislar a su hija de la realidad, permitiéndole creer que sus acciones no tienen efecto. Ud. podría también castigar a su hija y tener la “esperanza” de que el castigo sea suficiente para mantenerla atemorizada para que jamás vuelva a romper nada. Desafortunadamente, ni ignorar el incidente ni castigar a su hija resolverá lo que sea que la haya impulsado a romper la vasija, y ninguno de esos enfoques resolverá la pérdida (tanto física como de valor) de la vasija. Un enfoque más sensato podría ser encontrar una solución ética con ella (por ejemplo que realice labores del hogar para ganar dinero y así reemplazar ella misma la vasija rota). Si su hija tuviera que ganarse la vasija, ¿cómo cree que su percepción de la vasija, el trabajo y el valor cambiaría? Lo más probable es que ella tendería menos a destruir algo que ha trabajado para ganarse, porque ahora entiende por experiencia lo que es ganarse las cosas, y tiene la autoestima que esto le brinda. En vez de esto el castigo inspira sentimientos de “maldad” inherentes al acto de romper una vasija, reemplazando la capacidad del niño de evaluar la moralidad del acto con una autoridad fantasma en forma de una regla. Similarmente, ignorar el acto por completo inspira irresponsabilidad y una forma de pensar poco ecológica de “ojos que no ven, corazón que no siente”.
Los padres de familia y tutores actúan como árbitros entre los niños y la realidad de causa y efecto, y como árbitros, es necesario que seamos conscientes al aislar y exponer a los niños a causa y efecto. Por ejemplo, aislar a un niño del efecto de su decisión de caminar directamente hacia un auto en movimiento es una buena idea; pero sobornar o chantajear a un maestro para que pase al niño (cuando el niño se ha ganado calificaciones reprobatorias), no es de ninguna manera una buena idea: nos hace daño a todos. En este caso, Ud. disminuye su autoestima (su auto-imagen está manchada por su conducta criminal); si el maestro acepta, su autoestima disminuye al verse participante de tales crímenes; y lo más importante, le permite a su hijo creer que puede tener éxito en la vida sin aprender: en esencia, le disminuye Ud. su autoestima e inteligencia. Interesantemente, muchos de nosotros erróneamente sentimos que aislarnos irresponsablemente unos a otros de causa y efecto es una demostración de cuidado, afecto, lealtad o incluso amor. Probablemente esté Ud. familiarizado con los campos militares, conocidos por ser extremadamente difíciles en lo físico, lo emocional e incluso lo intelectual. ¿Por qué están diseñados así los campos militares? Estos campos pretenden exponer, y a veces “sobreexponer”, a las tropas a la realidad de causa y efecto de la guerra. La esperanza es que las dificultades enfrentadas por las tropas les equiparán mejor para la batalla e incrementarán sus probabilidades de sobrevivir. Cuando aislamos irresponsablemente a otra persona de la realidad, hacemos exactamente lo contrario. Como hace notar Keith Raniere, “El aislamiento y la exposición a causa y efecto es un arte de la teoría de sistemas.”
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Ganarse las cosas: un ritual de transiciónVarias culturas alrededor del mundo han desarrollado rituales y ceremonias que facilitan la transición de la infancia a la adultez, como lo define social y / o físicamente cada cultura. Estos eventos, comúnmente denominados “rituales de transición”, típicamente requieren que los jóvenes pasen por y superen pruebas físicas, emocionales y / o intelectuales. De varias maneras, los rituales de transición (como las caminatas de los aborígenes australianos o las búsquedas visionarias de algunas culturas nativas norteamericanas) pueden compararse con el propósito del campo militar, que es preparar al sujeto para ser un miembro exitoso de su ambiente. Se dice que las sociedades que practican rituales de transición tienen una incidencia mucho menor de conducta desafiante, rebelde y destructiva entre sus miembros. Es posible que la creación de rituales de transición entre algunas culturas occidentales pudiera ayudarles a eliminar estos tipos de conductas, que se han vuelto el sello de los adolescentes. Esto ofrecería a los niños oportunidades de ganarse la adultez y por lo tanto un lugar en la sociedad. Similar al niño que llega a entender el valor de una vasija rota al ganársela, los niños que se ganan la adultez y un lugar en la sociedad tienden menos a romper o violar cualquiera de esos logros.
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Desarrolle un amor al aprendizaje¿Cuándo fue la última vez que dedicó tiempo a examinar una cuestión que no pudo resolver? ¿Sintió más deseos de resolverla? ¿O de ignorarla? Si la resolvió, ¿cómo se compara tener una respuesta con su experiencia de no haberla resuelto aún? En general, cuando experimentamos una cuestión, ésta nos lleva por una jornada de exploración: una cuestión nos lleva a la otra, a la otra, a la otra. En cierto sentido, al contestar una cuestión cerramos la exploración. Los niños son científicos naturales: son curiosos, creativos y en general aventureros. Inspirar a los niños a explorar cuestiones, en vez de simplemente brindarles respuestas, aprovecha su habilidad para resolver problemas. Supongamos que Andrea, una niña de cinco años es maltratada por un niño en la escuela. En casa, Andrea le pregunta a su madre acerca de la conducta del niño: “Yo no le hice nada malo; ¿por qué se portó mal conmigo Alex?” Considere dos puntos: uno, aun si la mamá de Andrea conociera a Alex, ella no entiende plenamente las motivaciones del niño; así que cualquier respuesta que le ofrezca a Andrea es una hipótesis y, probablemente, tenderá a ser una proyección directa de sus propias motivaciones. Dos, los niños depositan una enorme confianza en quienes los cuidan y carecen de la cognición a veces para discernir entre la realidad y la fantasía; por lo tanto, un niño creerá casi cualquier cosa si la información proviene de quien considera un adulto confiable. Si la mamá de Andrea le contestara la pregunta, Andrea probablemente aceptaría la respuesta como verdad y jamás volvería a abrir su cuestión. Entrenar a un niño a nunca cuestionar lo que le dicen es el principio de dos de las características más destructivas en los humanos: el prejuicio y la intolerancia. Sin embargo, si en vez de ello la mamá de Andrea preguntara, “¿Bueno corazón, por qué crees que Alex actuó así?” podría inspirar a la niña a explorar el incidente desde una perspectiva más compasiva y orientada al aprendizaje. Tratándose de lidiar con un niño pleno de cuestiones, la mayoría de la gente tenderá a responder de formas no muy óptimas. Imagine si de niña yo nunca hubiera tenido que pensar en cuestiones porque mis padres siempre me las contestaron inmediatamente. Como adulta, siento considerable incomodidad cuando tengo una cuestión que no puedo resolver inmediatamente o por mi cuenta, así que proyecto esta experiencia en otras personas cuando tienen cuestiones. Si un niño viene a mí con una cuestión, yo querré “liberarlo de su sufrimiento” (que es en realidad el mío) al proveerle una respuesta rápida. Esto, por supuesto, es lo que quiero que los demás hagan conmigo. Otra respuesta limitada a un niño con cuestiones podría estar motivada por delirios de grandeza. Considere que muchas personas quieren verse a sí mismas como autoridades conocedoras, así que al proveerle a un niño con respuestas rápidas, pueden sentir que refuerza esa imagen (el delirio viene cuando confundimos la imagen de una cualidad con la cualidad en sí). Si tenemos en mente que las cuestiones son la base del aprendizaje, podríamos ejercer una influencia más positiva en nuestros niños. Nutrir un amor precoz y intrépido del conocimiento de esta forma es quizás uno de los regalos más grandes que le podemos ofrecer a otro ser humano. Al cultivar la creencia y práctica de el no pensar y las respuestas rápidas, promovemos la dependencia y destruimos la autoridad propia, en efecto creando el embrutecimiento de la humanidad.
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Reeducar a la humanidadTratándose de educar a los hijos, es fácil negar que desempeñamos un papel si no somos nosotros mismos los padres de familia. Sin embargo, participar en la crianza de los niños es similar en principio al liderazgo: siempre hay alguien para Ud. es un líder, al igual que Ud. siempre es líder para alguien?. Como parte del equipo humano, siempre hay un niño en cuya vida y desarrollo Ud. participa, ya sea que el niño sea Ud., un amigo, pariente, ser querido, familia, organización, comunidad, o país. He oído a muchos padres de familia justificar sus deplorables habilidades de crianza diciendo, “Nadie nos enseñó cómo ser padres de familia.” Aunque es cierto que no hay un “manual de cómo ser padres de familia”, eso no nos absuelve de la responsabilidad de aprender enfoques que puedan ultimadamente eliminar estrategias de desarrollo primitivas y basadas en el miedo que han sido pasadas de generación en generación. Capture cuantas pueda de las habilidades y fortalezas del niño y aprovéchelas; conscientemente exponga y aísle al niño de la realidad; sea un ejemplo del amor al aprendizaje y el pensamiento crítico; inspire la ética a través de la visión. Después de todo, lo que hace “niño” a un niño es la falta de visión. Si la humanidad ha de evolucionar a una civilización madura y humanitaria, los niños de la humanidad deben ser guiados por aquéllos de visión ideológica. Debemos ahora estudiar y aprender el recién necesario arte de la crianza ética y descartar muchas de las técnicas torpes y primitivas que fueron dadas a nosotros, y a través de nosotros, por nuestros ancestros. Ahora, como humanidad, nos encontramos soñando el sueño de la civilización. ¿Despertaremos algún día para encontrar nuestro jardín desatendi-do e infestado de una naturaleza primitiva y silvestre? ¿O estará tan controlado, la imposición impulsada por nuestros miedos, que despertaremos en una aridez sin par, perdurando sólo escasos y magros vestigios de vida?No podemos más seguir siendo el niño soñador y pasivo montado en una fantasía de vida dependiente. Debemos crecer y despertar ahora para tomar nuestro lugar como creadores de nuestros sueños, para que podamos soñar el sueño de la civilización.


D.R. © 2007, Executive Success Programs, Inc.MR
Traducido del inglés por Farouk Rojas

Acerca de Executive Success Programs, Inc.Executive Success Programs, Inc.MR (ESP) ofrece programas de entrenamiento enfocados en crear consistencia en todas las áreas y ayudar a desarrollar las habilidades prácticas, emocionales e intelectuales que la gente necesita para alcanzar su máximo potencial. Todos los programas de ESP utilizan una tecnología punta con patente en trámite llamada Cuestionamiento Racional MR, una ciencia basada en la creencia que entre más consistentes sean las creencias y patrones de conducta de un individuo, más exitoso será en todo lo que haga. El Cuestionamiento RacionalMR permite a las personas volver a examinar e incorporar percepciones que pueden ser la base de limitaciones autoimpuestas. Mayores informes:
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